Llevamos más de 20 horas navegando en medio de una borrasca profunda, con vientos de 40 nudos y rachas de más de 50 nudos. La mar es muy gruesa y nos impide poner más vela que la triste trinqueta. Resulta extraño ver tanto viento y no poder aprovecharlo, pero son momentos de navegar con la cabeza y no con el corazón, que siempre pide más y más. Esperamos que el viento y sobre todo el mar disminuyan un poco para volver a “regatear”. Parece que este otoño el Pacífico Sur estará lleno de emociones.
Gerard